¿Son pobres las familias que viven en condiciones de pobreza?

ARTÍCULO ORIGINAL

 

¿Son pobres las familias que viven en condiciones de pobreza?

 

Are families living in poverty conditions poor?

 

 

Angelina Dois Castellón; Carolina Salinas Suárez

Universidad Católica de Chile.

 

 


RESUMEN

Introducción: la familia es el núcleo primario de referencia de las personas, que determina que la forma en que interpreta la realidad se constituye como un modelo que guía y da sentido a las acciones de sus integrantes, por lo que puede ser un factor protector en condiciones de pobreza.
Objetivo: describir la relación entre las concepciones teóricas de familia y pobreza con la experiencia familiar de 15 mujeres que viven en esta condición.
Métodos: estudio cualitativo en una comuna de Santiago. Se utilizaron entrevistas semi-estructuradas y la Escala de Resiliencia SV-RES. Los datos se recolectaron entre noviembre 2012 y enero 2013. El análisis se realizó según los procedimientos de la Grounded Theory.
Resultados: la familia se define por tres aspectos centrales e irrenunciables: a) comunicación, b) afecto y c) proyecto de vida. La pobreza es definida y asociada a la falta de recursos y a relaciones de dependencia. Las metas compartidas surgen como elementos diferenciadores en las familias que seguirán trayectorias de pobreza, no así respecto de los recorridos individuales.
Conclusiones: la familia en situación de pobreza debe ser descubierta en su realidad, para ayudarla a enfrentar la tarea de emerger con sus propias fuerzas y potencialidades, fortaleciendo su capacidad formadora de capital humano, potenciando la integración real de todos quienes forman la sociedad y permitiendo la construcción de sistemas de representación inclusivos.

Palabras clave: familia; pobreza; proyecto de vida; dependencia; recursos.


ABSTRACT

Introduction: The family is the people's primary reference center, which determines that the way in which they interpret reality is constituted as a model that guides and gives meaning to the actions of its members, so it can be a protective factor under poverty conditions.
Objective: To describe the relationship between the theoretical conceptions about family and poverty with the family experience of 15 women living under this condition
Methods: Qualitative study in a commune of Santiago. Semi-structured interviews and the SV-RES Resilience Scale were used. Data were collected between November 2012 and January 2013. The analysis was performed according to the Grounded Theory procedures.
Results: The family is defined by three central and indispensable aspects: a) communication, b) affection and c) life prospects. Poverty is defined and associated with the lack of resources and by the dependence relationships. The shared goals appear as differentiating elements in the families that will follow the trajectories of poverty, not in relationship with individual routes.
Conclusions: The family in a poverty situation must be discovered in their reality, in order to help them face the task of emerging with their own strengths and potentialities, strengthening their capacity to form human capital, enhancing the real integration of everyone who forms the society and allowing the construction of inclusive representation systems.

Key words: family; poverty; life prospects; dependence; resources.


 

 

INTRODUCCIÓN

La familia es el grupo humano más importante en la vida de las personas, mediadora entre el individuo y la sociedad y donde se toman decisiones importantes sobre la vida y otras acciones que inciden en el bienestar de las personas.1 Los cambios socio- estructurales no permiten construir una única comprensión de ella, sino más bien entenderla como un conjunto de formas de estructurar la vida entre personas. En este contexto, el proceso de construcción de las representaciones sociales vinculadas a la familia se hace relevante.2 Históricamente, la familia ha sido relegada al ámbito de la vida privada, aun cuando es a través del ejercicio de sus funciones que se desarrollan procesos de socialización fundamentales para la habilitación de la vida en sociedad.1,3 Así, las representaciones sociales permiten a las personas construir marcos de referencia y definir su posición en el orden social, situación que contribuye a mantener estereotipos que muchas veces no se ajustan totalmente a la realidad, como es el caso de condiciones definidas "a priori" como vulnerables, entre ellas, la condición de pobreza.2,4-6 En Chile existen cerca de 12,8 % de hogares pobres, 8,9 % son pobres no indigentes y 3,9 % en situación de pobreza extrema, concentrados en zonas urbanas.7,8 El criterio económico asume que la pobreza es básicamente una carencia material y restringe la valoración de la capacidad operacional de las familias a la provisión de bienes a sus miembros.5,9 Empero, las familias pueden sobrellevar situaciones límites y superar adversidades, aproximación conocida como resiliencia.7,10,11 En ese sentido, una familia pobre pero resiliente no puede clasificarse a priori de vulnerable, ya que su capacidad para crear sus sistemas de representación le hacen menos susceptible a ser dañadas por circunstancias adversas.12,13 Para que las políticas públicas en salud puedan abordar la realidad de las familias que viven en condiciones de pobreza, debe intentarse develar su mapa interno y comprender el significado particular que le es atribuido, de forma de re-descubrirla en su realidad, y así ayudarla a emerger con sus potencialidades. Por esta razón, el objetivo de este trabajo es describir la relación existente entre las concepciones teóricas de familia y pobreza con la experiencia familiar de las personas que viven en esta condición.

 

MÉTODOS

Estudio de diseño cualitativo basado en la aproximación constructivista de la Grounded Theory.14,15 Se usó la Escala de Resiliencia SV-RES (validez: r=0,76 y α de Cronbach 0,96), compuesta por tres sub-escala (0-100 puntos cada una). La escala 1 "Yo soy/yo estoy" evalúa dimensiones de identidad, autonomía, satisfacción y pragmatismo, la escala 2 "Yo soy-Yo tengo" evalúa dimensiones relativas a los vínculos, redes, modelos y metas, y la escala 3 "Yo soy- Yo puedo" mide afectividad, autoeficacia, aprendizaje y generatividad. Los resultados se clasifican en resiliencia "baja", "promedio" y "alta".11 Y se realizaron entrevistas semi-estructuradas basadas en un guion temático validado y fundado en la evidencia disponible. Criterios de inclusión: chilena(o), mayor de 18 años, que se reconociera como parte de una familia, perteneciente a los tres primeros quintiles de ingreso. Se utilizó muestreo por conveniencia. El criterio para finalizar las entrevistas fue la saturación de los datos.16 Las entrevistas se realizaron entre noviembre 2012 y enero 2013, cada una tuvo una duración aproximada de una hora, fueron grabadas en su totalidad y transcritas verbatim.

El análisis descriptivo consideró codificación abierta y el análisis relacional codificación axial y selectiva.16 Para disminuir el sesgo, las categorías relevantes fueron trianguladas con expertos. Los resultados de la Escala de Resiliencia se analizaron como descripción de frecuencias. La rigurosidad metodológica se aseguró con los criterios de Guba.17 El estudio contó la aprobación del Comité Ético-Científico de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Todos los participantes firmaron consentimiento informado.

 

RESULTADOS

La muestra quedó formada por 15 mujeres entre 89 y 24 años, en su mayoría con baja escolaridad, dueñas de casa y jefas de hogar, de familias formadas por un promedio de 4,2 integrantes. El 50 % de las familias percibían ingresos mensuales entre US$178 y US$214 y el 19 % entre US$71 y US$107 (el ingreso mínimo de la población chilena es de US$377).

En la escala de Resiliencia el puntaje promedio fue de 268 puntos, equivalentes a Alto Nivel de Resiliencia. El análisis por sub-escalas arroja que en la escala 1 alcanzó un puntaje promedio de 86,5 puntos, en la escala 2 la media fue de 90 puntos y en la escala 3 de 91,8. Los puntajes de cada sub-escala representan a su vez niveles altos de resiliencia. (Fig.)

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La codificación abierta permitió identificar cuatro categorías: a) definiendo a la familia, b) significado de la familia en la vida de las personas, c) definiendo la pobreza/riqueza y d) caracterizando a las familias pobres. Estas se reagruparon para construir un modelo comprensivo articulador de los resultados esenciales en torno al fenómeno estudiado (tabla).

Para las entrevistadas, la familia es un eje articulador que da significado y sentido a sus vidas. Reconocen elementos estructurales que describen a distintos tipos de familia, quiénes las forman y cómo constituyen sus vínculos. Para ellas la esencia básica de cualquier estructura familiar válida está ligada al interés de sus integrantes por permanecer juntos, describiendo tres aspectos centrales:

a) Familia como proyecto de vida: las participantes relevan que construir familia es una decisión personal que las motiva a iniciar y mantener un proyecto caracterizado por metas compartidas por sus integrantes y la disponibilidad permanente hacia quienes la componen, lo que les permite cumplir con funciones propias de las familias referidas a crianza, contención, socialización y satisfacción de necesidades de sus miembros.

b) Comunicación: que responde a formas relacionales de los miembros de la familia, para enfrentar y resolver en conjunto los escenarios que enfrentan durante la vida en pro del proyecto y metas comunes.

c) Afecto: como una condición necesaria para mantenerse juntos, alcanzar metas y trascender por sobre los intereses personales. Desde el relato de las participantes, es un elemento que une a los miembros de la familia y que por sí solo es definitorio de la misma.

La comunicación y el afecto son descritos como aspectos esenciales de la definición de familia y tienen la capacidad de influir directamente en las características y sentido del proyecto común que articula a sus integrantes.

Al incorporar a la reflexión el elemento pobreza/riqueza, las entrevistadas afirman enfáticamente que la riqueza personal está esencialmente ligada a su pertenencia a una familia. Además, ellas distinguen entre pobreza personal y familiar a la situación de vivir en condición de pobreza, esta última asociada a lugares con carencias económicas y materiales, pero son rigurosas para distinguir que vivir en condición de pobreza y ser pobre no es lo mismo.

Las participantes describieron pobreza a partir de dos aspectos, uno vinculado a la falta de recursos (materiales y no materiales), y otro asociado al establecimiento de relaciones de dependencia. La carencia de recursos se relaciona con aspectos materiales que posibilitan la satisfacción de necesidades básicas y con recursos no materiales como educación, valores, redes de apoyo emocional y oportunidades de acceso a beneficios sociales y trabajo, cuya falta situaría a la persona en condición de desventaja al compararse con otros y le dificultaría las posibilidades de revertir su situación.

La pobreza por dependencia la asocian a tres aspectos:

a) Estancamiento: vinculado con personas que son percibidas como flojas, que no se esfuerzan para conseguir sus metas y concretar sus proyectos, ni tienen aspiraciones o experimentan crecimiento personal.

b) Conformismo: percibido como una decisión personal por ser y mantenerse pobre, sin recibir ni buscar ayuda.

c) Actitud ganancial: vinculada a la obtención de ganancias derivadas de la condición de pobreza, sin realizar esfuerzo para conseguirlo, como por ejemplo, la obtención de beneficios sociales de fondos públicos. Es la pobreza por dependencia la que las entrevistadas consideran como "pobreza real", dado que las carencias materiales se asocian a situación temporal que puede revertirse con esfuerzo y trabajo personal.

 

DISCUSIÓN

La familia es una forma de estructurar la vida de las personas, los resultados enfatizan su importancia como eje articulador que da sentido a la vida, más allá de sus características estructurales, destacándose tres aspectos centrales e irrenunciables: comunicación, afecto y la concepción de familia como proyecto de vida, siendo las dos primeras las que ejercen su influencia sobre la forma en que se desarrolla el proyecto de familia. Las metas compartidas aparecen como definitorios de las familias que seguirán o no trayectorias de pobreza, no así respecto de los recorridos individuales ya que distinguen que la condición de pobreza personal es independiente de la condición de pobreza de su familia y viceversa.

Estos tres elementos descritos se relacionan con lo que se ha definido como factores protectores de amplio espectro, asociados a la probabilidad de disminución de daños o riesgos y que contrarresten los efectos de los factores de riesgo, reduciendo la vulnerabilidad general y específica.18 Las participantes reconocen que la condición de pobreza puede entenderse desde una óptica económica, aun cuando la pobreza como característica individual puede sufrir variaciones. El análisis de las entrevistas permitió distinguir una forma de pobreza asociada a la falta de recursos y otra al establecimiento de relaciones de dependencia.

Los recursos materiales se relacionaron casi exclusivamente con la satisfacción de necesidades básicas. En cambio, los recursos no materiales fueron vinculados a carencia de oportunidades asociadas a acceso a educación de calidad y beneficios y redes de apoyo emocional, situación compartida por otros autores que sostienen que la pobreza puede entenderse asociada a prácticas de inclusión y exclusión social, en el intento de las personas por alcanzar una vida satisfactoria y por lo tanto, no podría medirse sólo en términos de ingresos, sino en la carencia de las oportunidades reales para vivir de forma adecuada. El desarrollo deficiente de las capacidades y derechos, se originaría en la incapacidad de la sociedad y del Estado para ofrecer igualdad de oportunidades a los individuos, y su falta situaría a la persona en situación de desventaja lo que dificultaría sus posibilidades de revertir la situación reconociendo y aprovechando oportunidades que les brinda la sociedad.5,9,19 Así, la pobreza podría entenderse como una condición de vulnerabilidad social dinámica definida a partir del riesgo al que se enfrentan algunas familias derivado de su dificultad para mantener o mejorar sus niveles de inserción y bienestar social.5

En esta línea, la educación fue vinculada por las participantes al futuro laboral de los hijos y aspiran poder entregarles enseñanza formal y formación integral de calidad. Este hallazgo se relaciona con los de otros estudios que muestran que la educación es un factor predominante para la movilidad social y el ascenso en la estructura social ya que en la medida que los jóvenes se mantienen vinculados a instituciones educacionales, logran maximizar las oportunidades de acumular los recursos requeridos para su plena integración a la vida adulta, 20,21 condición que se transforma en un factor protector que reduciría la vulnerabilidad general de las personas.18 Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los individuos con menos recursos económicos, acceden a establecimientos educacionales que cuentan con menos recursos lo que se traduce en oportunidades educacionales limitadas que restringen las posibilidades de integración y movilidad social, por lo que no solo debe considerarse la aspiración de acceso a la educación sino que también a que esta sea de calidad,5 situación a la que hacen referencia las entrevistadas.

Otros recursos descritos por las entrevistadas son los valores y virtudes personales y las actitudes hacia el prójimo, incluyendo las creencias religiosas, que orientan el actuar de las personas y que podrían alejarlos/acercarlos de la pobreza. Los valores se forman y se transmiten durante los procesos de socialización en los que los individuos participan, en ese sentido, la familia, los establecimientos educacionales y otras instituciones y grupos, adquieren relevancia como agentes que colaboran en su transmisión.22 Los valores o hábitos virtuosos descritos por las participantes dan cuenta de referentes que permite a las personas organizarse para emprender acciones en contra de la pobreza6 y son precisamente antagónicos a los encontrados por Palomar y Cienfuegos23 al describir dentro de los componentes individuales relacionados con trayectorias de pobreza, la responsabilidad del sujeto respecto de la voluntad moral por revertir dicha condición, atribuyéndosele características como pérdida de moral, vicios, falta de esfuerzo y escaso interés por mejorar.

Por último, dentro de los recursos personales vinculados a la pobreza, las participantes señalan la ausencia de redes de apoyo emocional efectivas. Diferentes estudios muestran que la superación de la pobreza puede asociarse al esfuerzo personal por integrar acciones con las de la red, lo que coincide con la propuesta de Palomar y Lanzagorta,24 es decir, la posición de una persona mejora en la medida que cuente con redes que le den soporte emocional, instrumental y de comunicación, favoreciendo sentimientos de bienestar y control que repercuten de positivamente en su ajuste al medio y que actúan como protectores en situaciones de pobreza.

El segundo tipo de pobreza es por dependencia, que es percibida como una decisión personal por ser y mantenerse pobre. Algunos teóricos han intentado explicar el fenómeno de la pobreza, a partir de estudios que muestran factores individuales como causa primaria y que se relacionan con el desarrollo de una confianza básica que permite a la persona enfrentar activamente los obstáculos que lo atrapan en la condición de pobreza y superarlos. Esta confianza se construiría basada en el sistema de significados y atribuciones que la familia transmite a sus integrantes.23,25 Sin embargo, otros estudios plantean que las personas adoptarían un modo de vida subyugado al medio social donde se encuentra, vinculado a un fuerte grado de renuncia o resignación ante la situación que vive más que una opción personal como ha sido planteado por las entrevistadas.25 Otra característica de esta pobreza según las entrevistadas, se relaciona con el interés por obtener ayudas derivadas de su condición de pobres, sin que se requiera ningún esfuerzo para lograrlo, por ejemplo, obtención de beneficios sociales de fondos públicos. Esta característica puede asociarse con la denominada cultura de la pobreza, establecida a lo largo de las generaciones y asociada a prácticas asistencialistas estatales que se traducen en cierta habituación de las personas para resolver de este modo sus necesidades básicas, consolidando prácticas de clientelismo que les permiten subsistir sin asumir las responsabilidades que de ello se desprenden y que se traduce en falta de esfuerzo personal y familiar.26 Esta situación generaría un círculo vicioso que contribuiría a la estigmatización social de las personas pobres y reforzaría la idea que la pobreza es producto de la desidia y la falta de esfuerzo personal, con lo que finalmente, el pobre es considerado culpable de su condición incluso por quienes comparten su misma realidad,5 situación observada en las participantes de este estudio. Complementariamente a la comprensión de pobreza como fenómeno social, actitudes como estancamiento, falta de proyecto de vida y clientelismo a la que aluden las entrevistadas pueden entenderse como producto de un déficit en la capacidad familiar para satisfacer las necesidades de sus integrantes y proveerles de recursos personales que influyan en la forma en que la persona enfrenta el esfuerzo que requiere modificar su condición personal, lo que a juicio de algunos autores se liga al desarrollo de un capital humano insuficiente.27,28

Si bien las participantes distinguen claramente entre familia pobre y persona pobre, ambas concepciones se relacionan con la presencia de un proyecto familiar y/o personal lo suficientemente arraigado que les permita realizar los esfuerzos para conseguirlo. La ausencia de metas y proyectos en el tiempo se vincula al desarrollo de la pobreza por dependencia antes descrita la que a su vez perpetúa ambientes con condiciones precarias de recursos económicos y materiales.

En conclusión, la capacidad infinita de la familia para transmitir a sus integrantes modelos que orientan y dan sentido a sus acciones, la posiciona en un lugar privilegiado para habilitar a sus miembros para vivir en la sociedad. Sin embargo, esta capacidad se ve menguada cuando se quiere comprender su complejidad desde ópticas reduccionistas que la limitan y la instalan en espacios de vulnerabilidad social. Si desde los modelos de representaciones sociales se entiende que toda persona que vive en condición de pobreza es pobre, se desconoce la capacidad de la familia de crear sus propios significados y su potencial para transformarse en un factor protector en condiciones de pobreza.

Es entonces que la relación entre pobreza y sociedad se polariza. El socialmente definido "pobre" no se considera como tal pese a que la sociedad lo instala en espacios de vulnerabilidad que favorecen a su estigmatización. Es entonces cuando surge la duda respecto de la posibilidad real que tiene una persona que vive en condiciones de pobreza de desarrollar plenamente su potencial y vivir en armonía en la sociedad en la que está inserto.

La familia en situación de pobreza debe ser descubierta en su realidad, ayudándola a enfrentar la tarea de emerger con sus propias fuerzas y potencialidades, fortaleciendo su capacidad formadora de capital humano, potenciando la integración real de todos quienes forman la sociedad y permitiendo la construcción de sistemas de representación inclusivos, para lo cual es esencial generar formas creativas de trabajo en salud y con los otros sectores sociales involucrados.

Limitaciones del estudio

Los resultados son el reflejo exclusivo de la vivencia de un grupo formado sólo por mujeres con niveles altos de resiliencia y de una misma zona geográfica y si bien comparten elementos con otros estudios en esta línea, los hallazgos no pueden ser generalizables.


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Recibido: 2016-05-26.
Aprobado: 2016-07-06.

 

 

Angelina Dois Castellón. Enfermera- matrona, Magister en Psicología, Profesor Asociado Escuela de Enfermería Pontificia Universidad Católica de Chile, Avenida Vicuña Mackena 4860, Macul. Teléfono: (+562)23545837 Dirección electrónica: adois@uc.cl





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